viernes, 13 de agosto de 2021

EL TRATO MEDIATICO DE LA "SALUD MENTAL" Y EL SUICIDIO EN LOS DEPORTISTAS




Según noticias fechadas el 10 de agosto de 2021, la ciclista Olivia Podmore murió por suicidio el día 9.

Y ahora asistiremos al enfoque periodístico que, con la mejor intención informativa, busca explicaciones a este hecho. 

Y como es habitual, cuando se buscan explicaciones se buscan causas claras y diáfanas a las que atribuir el hecho. Y ahí es donde, como es tradicional, se cae en las insinuaciones que vinculan el hecho a un único factor (por cierto contraviniendo las directrices èticas acerca del trato periodístico sobre el suicidio:

Y ese llamativo factor, que la prensa a toda luz encontrará, es el hecho de que fuera una deportista de alto nivel. La prensa dirá que es una ocasión para “romper el tabú de la salud mental de los deportistas”. Pero lo que hace la prensa es justamente lo contrario: Dar mayor dimensión al tabú de la salud mental de los deportistas. ¿Por qué?.

Pues porqué no hay nada en las características poblacionales de los deportistas que los hagan más o menos propensos al suicidio. Los deportistas son personas de un entorno cultural y están sometidos a los mismos determinantes de ese entorno cultural que todas las demás personas de ese mismo entorno.

Pero cuando por desgracia un deportista se suicida, basta con que sea relativamente conocido para que la prensa lo anuncie (es normal) y además haga recuento de cuantos deportistas conocidos se han suicidado a lo largo de la historia, remontándose incluso décadas en el pasado.

Consecuentemente se alimenta la pregunta improcedente de si en el deporte (en especial el de alto rendimiento) hay una mayor o menor prevalencia del suicidio que en otros colectivos. Y peor aún, al hacerlo se induce la sombra de la sospecha de que alguna cosa hay en el deporte mismo que da pie a que ocurran estas cosas. Es un mecanismo de los peor intencionados para “fabricar” una realidad.

Cuando se suicida un periodista o un psicólogo, no solamente no se publica la noticia con su nombre propio (salvo que sea una figura pública), sino que nadie hace el recuento de los periodistas o psicólogos que se hayan suicidado a lo largo de la historia. Y no se da a entender que tal vez pudiera haber algo en estos oficios que actúe como un predisponente para las conductas autolesivas.

En las personas que se suicidan concurren algunas características de personalidad que son determinantes para que, juntamente con su interacción con su medio social y cultural, se puedan llegar a dar estas conductas. Además, la mayoría de las veces existía un diagnóstico de trastorno mental grave que podía manifestarse más o menos explícitamente. Esto significa que quizás era percibido o no por los demás; y que podía estar o no bajo tratamiento.

La salud mental de los deportistas es como la de todas las demás personas. 

Los deportistas, al igual que todo el mundo, deben afrontar situaciones más o menos estresantes en todos sus ámbitos de relación: el personal afectivo, el de la salud y el laboral, en su caso el deportivo

Todos los ámbitos laborales tienen un cierto nivel de exigencia. Realmente la única diferencia que presenta el ámbito deportivo es que la demanda de rendimiento se produce de manera específica en el espacio y el tiempo: el día de la competición. En general en los demás oficios, por muy competitivo que sea un entorno, no existe el campeonato del mundo de periodistas o de psicólogos o de taxistas … a celebrar de manera anunciada en una fecha y un lugar.

El otro aspecto llamativo es el de las expectativas propias, pero en el caso del deporte, muy especialmente las de los demás. Para un deportista manejar esas expectativas, la de los demás y también las suyas propias es parte del trabajo que debe llevar a cabo, de la misma manera como trabaja sobre sus aspectos físico-técnicos, sobre los relativos a su descanso, su alimentación y muchas otras cosas. 

Es evidente que si el enfoque de un deportista es “no defraudar” a la opinión pública, a un país, a los demás en definitiva, su prioridad única será el resultado. Es fácil entender que, puesto que ese resultado jamás depende única y exclusivamente del deportista, la presión está servida. Pero esa presión y su manejo forman parte del juego, tal como se ha dicho; y no son un elemento extraño o un añadido. 

Que algunos deportistas la manejen mejor que otros, o incluso que algunos se resistan a aceptar la necesidad de manejarla, no tiene nada que ver con el hecho de que el entorno de rendimiento per se constituya un elemento predisponente ni para el trastorno mental en modo alguno, ni por supuesto para la conducta suicida.

Y ahora un breve ejercicio, mediante el cual invito a la prensa a preguntarse en particular por la salud mental de periodistas y escritores en general …

Ved esta somera lista de periodistas y literatos que murieron por suicidio a lo largo de la historia y el año del deceso (Como veréis yo también se manejar Google, no pretendo presumir de semejante erudición).
Jackes Rigaut 1929
Angel Ganivet 1898
Gerard de Nerval 1855
Virginia Wolf 1941
Alfonsina Storni 1938
Hunter Thompson 2005
Sylvia Plath 1963
Arthur Koestler 1983
Ernest Hemingway 1961
Yukio Mishima 1970
Vladimir Mayakovsky 1930
Cesare Pavese 1950
Anne Sexton 1974
David Foster Wallace 2008
Stefan Zweig 1942
Walter Benjamin 1940 ...

¿Acaso nos preguntamos públicamente en televisiones, radios y prensa escrita sobre la “salud mental” de los escritores?. Y no será porque algunos de los mencionados no fueran figuras públicas.
¿Nos preguntamos que tiene la literatura en si misma; y no digamos ya la poesía, que produce semejante cantidad de suicidios?.
¿Por qué lo hacemos cuando, de tarde en tarde como en todos los ámbitos, sucede en el mundo del deporte?.